domingo, 4 de junio de 2017

PROMESA DE DIOS PADRE A TODOS SUS HIJOS


Creedme, si hubieráis comenzado desde la Iglesia primitiva a glorificarme con un culto especial, después de veinte siglos habrían quedado pocos hombres viviendo en la idolatría, en el paganismo y en tantas falsas y malas sectas, ¡en las cuales el hombre corre con los ojos cerrados para lanzarse en el abismo del fuego eterno! ¡Mirad cuanto trabajo queda por hacer! ¡Mi hora ha llegado! Es necesario que sea conocido, amado y glorificado por los hombres, para que, después de haberlos creado, yo pueda ser su Padre, después su Salvador y finalmente el objeto de sus delicias eternas. Hasta aquí os he hablado de cosas que ya sabéis, y he querido recordarlas para que estéis más convencidos todavía de que soy un Padre buenísimo y no un Padre terrible como vosotros creéis, es más, que soy el Padre de todos los hombres actualmente vivientes, y que todavía los crearé hasta el fin del mundo. Sabed que quiero ser conocido, amado y sobretodo glorificado. Que todos reconozcan mi bondad infinita para todos y sobretodo para los pecadores, los enfermos, los moribundos y todos los que sufren. Que sepan que no tengo otro deseo que el de amarlos, donarles mis gracias, perdonarlos cuando se arrepienten, y sobretodo no juzgarlos con mi justicia sino con mi misericordia, para que todos se salven y sean incluídos en el número de los elegidos. Para concluir esta exposición os hago una promesa cuyo efecto será eterno, es esta: Llamadme con el nombre de Padre, con confianza y amor, y recibiréis todo de parte de este Padre con amor y misericordia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario